martes, 5 de julio de 2011

Llorar es de débiles. Hiperventilar es de súper héroes.

Cuánto daño ha hecho eso de "los chicos no lloran, tienen que pelear".  Pero lo peor de todo es que, como nos gusta hacerlo todo alrevés, las mujeres nos hemos sumado al carro. No íbamos a ser menos fuertes que ellos, ¿verdad? Lástima que llorar no tenga nada que ver con ser fuerte o débil, sino con canalizar las emociones...

Ya está muy visto lo de ponerse la coraza. Poca gente no lo hace. Cuando nos preguntan qué tal estamos, siempre contestamos con un "bien". Nos encanta, aunque estemos con el moco hasta las rodillas o metiéndonos flores de Bach hasta por el culo. Porque semos asín, porque no nos gusta demostrar la debilidad. Porque podemos con todo.

Lo de llorar se está perdiendo... y si llorar existe, es porque nos beneficia, os lo aseguro. Desde que aprendí a llorar soy súperpartidaria.Y que conste que sé de sobra que mucha gente no llora porque realmente no le sale, incluso aunque lo intente. Lo he vivido en mi propia piel y es un putadón. ¡No dejéis de luchar, al final lo conseguiréis! Llorar es nuestro derecho como ciudadan@s.

Yo siempre había pensado que tenía una buena inteligencia emocional, porque siempre he sabido controlar mis impulsos emocionales, por el "yo no lloro", porque muchas veces he conseguido dar la imagen de que estaba estupendamente cuando en realidad me regodeaba en mi propia mierda cual cerdo. Pero resulta que soy una auténtica border line. Da la casualidad que controlar las emociones es básico, pero no suficiente para tener una buena inteligencia emocional. Reprimir las emociones es lo peor que se puede hacer en este mundo. Por mucho que quieras mostrar una fachada, por mucho que te quieras convencer a ti mism@ de que estás bien porque "lo tuyo no es un verdadero problema comparado con la que está cayendo en El Congo", por mucho que escondas tu tristeza por no querer verte como un/a quejica.... ¡algún día saldrá, amig@!

Será mucho peor: saldrá un día que no toca, y como no querrás llorar, te vendrá en forma de ansiedad. Al principio pensarás que tienes algo metido en la garganta e irás al otorrino sin escuchar quienes te dicen: "colega, esa presión en el cuello es ansiedad". Y pensarás: "¿Qué coño ansiedad voy a tener yo, con la suerte que tengo en la vida?". El otorrino te dirá que tu garganta está perfecta y que lo tuyo son nervios. Con el tiempo, si sigues sin hacer caso, te irá aumentando.... y ahí te darás cuenta: eres border line, y reprimir tus emociones te ha llevado al mundo en el que respirar deja de convertirse en un movimiento involuntario.
Te quedan unos cuantos meses o años, según el caso, de controlar la respiración. Controlar la respiración es difícil, pero se puede conseguir. También es cierto que cuando tienes muchas crisis seguidas, o en alguna un poco fuerte, cuando llevas un buen rato luchando contra ella y ya no puedes más, de lo único que tienes ganas es de dejar de esforzarte, de dejar que tu cuerpo vaya solo y de hiperventilar como un/a descosí@. Pero claro, no puedes, porque si te desmayas y alguien te ve... ¿qué va a pensar? ¿que estás mal? ¿que eres débil? ¿que te supera una tontería? NI HABLAR, YO TODO LO PUEDO.

Así que te controlarás, te controlarás, te controlarás más intentrás respirar despacioooooooooo, más despacio jodeeeeeer....irás al médico a ver si te receta unos cuantos Trankimazines.... y el médico te dirá que eres muy joven, que son adictivos y que.... ¡sigas respirando!

Y nada, a seguir poniendo la cara de feliz cuando no toca, a seguir con la bolsa de papel para no hiperventilar y a robar los ansiolíticos a tu madre... porque tú serás muchas cosas, pero no eres débil. Y lo de aprender nos cuesta horrores.
Quizá esto no te pase nunca, pero yo soy así de dramática.... así que este es mi briconsejo de hoy:




¡Llorad, coño, llorad!


(o si no podéis, expresdlo de otra manera, pero decid NO a la represión)