sábado, 11 de octubre de 2014

Mi PRIMERA vez.

Recuerdo mi primer beso. No me gustó. Fue antinatural y desagradable, me hizo pensar que no duraríamos ni una semana. Andaba muy equivocada.

Recuerdo mi primer "te quiero".No me gustó. Teníamos 15 años, fuimos a una manifestación y a las 12 de la mañana ya íbamos perjudicados por el licor de melocotón. Borracha en un restaurante donde se iba la luz y entre trozos de pizza voladores, lo dije: "te quiero mucho". Seguramente mal pronunciado. Minutos después, él me dijo lo mismo. No me gustó, fue una copia.

Recuerdo mi primera relación sexual. No me gustó. A mí me dolió, él no disfrutó. No voy a decir que no hubiera amor, porque lo había, pero el amor no anestesia hímenes.

Recuerdo mi primer amor (platónico). No me gustó. Me enamoré hasta las trancas y salió con una de mis mejores amigas.

Recuerdo mi primer amor. El primer día no me gustó. El día que parecía que íbamos a declararnos, se tuvo que ir porque a su hermano le estaban pegando unos gitanos. Se postpuso. El día en que vino a declararse, mi primer día con un hombre, lo hizo de la forma más horrible que su timidez le permitió. No me gustó.

Recuerdo mi primer diario personal. No me gustó. Lo acabé haciendo trizas y tirando al reciclaje. Quería quemarlo, pero mi madre me hubiera matado.

Recuerdo mi primera ruptura. No me gustó. Después de muchos años, fue por teléfono.

Recuerdo mi primer polvo de una noche. No me gustó. El tío era un bombón de los que sé que no volveré a probar... Demasiado para mí, algo tenía que fallar. Y falló. He sentido más placer comiendo judías verdes de algunas áreas de servicio.

¿Ahora entendéis por qué no puedo tener un PRIMER hijo?
Y me jode, pero no puedes ir directa a por el segundo.



sábado, 27 de septiembre de 2014

Y me busco en la memoria un rincón donde perdí la razón

Lo único que he hecho estas dos semanas ha sido trabajar, enfadarme, trabajar, estar triste, trabajar, indignarme otra vez, trabajar, darme cuenta del motivo de mi estado de ánimo al venirme la regla antes de tiempo, trabajar, bajarme una app del ciclo menstrual, trabajar, ver durante un rato a mi compañero de piso en el que hicimos un baile sexy con striptease incluido, furby tapando el pene incluido, lanzamiento de todo lo de encima de la mesa incluido, grito de "¡cuidado que tiras el cuchillo!" incluido, trabajar, estresarme, estresarme más, limpiar los baños y estremecerme con esta canción.
Y este es el rato genial de mi semana, en el que iba a trabajar en el ordenador, pero en vez de eso tengo los cascos puestos y escucho a Robe.



Cuarto movimiento: la realidad. Necesito volver al primero: el sueño.
Ahora me va a ser más fácil trabajar.

viernes, 2 de mayo de 2014

Hace un par de horas se me ha ido la pinza y he comprado un billete a Buenos Aires. No es que sea lo más descabellado del mundo, simplemente es que por la situación económica laboral lo último que pensaba ayer es que iba a hacer eso. Me he sentado y me he acordado de Calamaro.

Calamaro es argentino, sí, y aunque siempre me han caído en gracia algunas de sus canciones, nunca he sido una fiel seguidora, empezando porque no tengo ninguno de sus álbums. Pero curiosamente me he dado cuenta de que me ha acompañado a lo largo de mi camino. Su "te quiero" me recuerda a la escuela de Educación Especial de Cusco, Perú. Su "sin documentos" me lleva a un momento vivido en un barco allá en el Titicaca, Bolivia. Canté "Flaca" en medio de un paraíso natural protegido en Costa Rica, al ritmo de la guitarra de un tico con los hoyuelos más simpáticos de América.

Este post no le interesa a nadie, lo sé!


domingo, 23 de febrero de 2014

FENÓMENO FAN


Mujeres que gritan como desesperadas, que se arrancan los pelos, que cantan fatal en las colas de los conciertos. Niñas que salen en los telediarios diciendo “Me ha atropellado el autobús el pie, pero me da igual porque he visto a Nick”. Podríamos decir que el fenómeno fan es algo contrario a la cordura y que atenta contra la dignidad de los individuos que lo practican. Pero no nos quedemos en la superficie, hay muchos tipos de fans. Están los casos extremos, como las del vídeo que tenéis más abajo (tengamos en cuenta la edad de las pobres chicas), o como la del pie atropellado, pero como en todo en esta vida, hay gente pa' to' y las cosas son relativas. Viví el fenómeno fan desde dentro, desde fuera, y ahora todo mezclado. Es por eso que quiero escribir unas líneas sobre el mismo, o me va a explotar la cabeza. :)
 

Empecemos por the beggining…Yo tenía 9 años, los Backstreet Boys sacaban su primer álbum, con un montón de singles que tod@s vosotr@s habéis oído a no ser que vivierais en una cueva o seáis muy jóvenes. Mi amiga y yo nos volvíamos crazy escuchándolos, viendo sus vídeos de conciertos, de entrevistas… Salió el segundo disco, Backstreet’s Back. Más singles, bailes, giras, histerismo colectivo. De los 9 a los 13 podríamos decir que eran lo que ocupaban casi todo nuestro tiempo. ¿Obsesivas? ¿locas? Yo simplemente lo vivía como algo que me encantaba, y si me encantaba ver un vídeo suyo, ¿por qué no iba a hacerlo? Claro, que nos enamoramos de ell@s. Los responsables del marketing lo hicieron muy bien. Nosotras éramos conscientes de que era Max Martin quien hacía las canciones, que la Superpop se inventaba las noticias y nos reíamos de lo que colgaban las fans en un muro de la revista dedicado al grupo. Pero eso no quitaba que fuéramos las mayores fans. Llegó un punto en que mi madre me comentó que quizá necesitaba un psicólogo. Fue porque tenía un sueño que se repetía: salían en la tele y no me daba tiempo a grabarlo. Sí, quizá estaba un poco loca del pussy, pero me consuelo pensando en que era joven y víctima del mercado musical (eso, y que ellos eran unos seres increíbles, hasta Concha Velasco se enamoró de ellos). Llegó MIllenium, un exitazo. En el concierto de Barcelona hubo casi 200 chicas atendidas por lipotimias y ataques de histeria en una noche. En fin, una locura, un fenómeno digno de estudiar que recordaba a "Alguien voló sobre el nido del cuco". La boyband ha vendido 130 millones de discos, me pregunto cómo debe de ser una vida en que desde tus 16 no puedes ir por la calle sin que te peguen un grito en la cara.
Luego hubo más álbumes, cada uno con menos ventas que el anterior. Ocho en total.
Vale,  tú de repente te haces adolescente y adulta, y poco a poco los vas dejando por Extremoduro, La Fuga, Estopa, María del Monte o quién te dé la gana. Compras los CD nuevos un poco por compromiso con ellos, pero no los escuchas. Los últimos directamente puede que ni los compres. Y así pasa el tiempo hasta que te has despegado de su presente, pero no de su pasado.
Pero entonces llegó el jueves pasado y, por cuarta vez, fui a su concierto (del último habían pasado 6 años) deseando que cantaran los temazos de los primeros discos o estaba perdida. Y así lo hicieron, después de anunciar que “íbamos a revivir 1.999”. Emoción, de nuevo el histerismo colectivo al salir al escenario (más moderadito), verte a ti misma con 12 años flipándolo, pero ahora con un poco de cabeza, menos gritos y espíritu crítico. Felicidad al comprobar que las coreografías volvían a ser las del 95, porque a ti las nuevas no te interesan, tú quieres las que hacían cuando todavía no tenían pelo en el pecho. Veía alguna que otra fan y pensaba: “uff, la gente no crece, qué pesadas estas fans”. Pero entonces la vida me dio un ZAS en toda la boca: acabó el concierto, salíamos hacia el coche y oímos al lado de la valla unas chicas que decían que estaba uno de los componentes, Howie. Dije: “Ya están, las típicas que ven al técnico de sonido y se creen que es un BSB. Vámonos.”. Pero no, ahí estaba ÉL, y se aproximaba. Y ese fue el momento en el que fui totalmente POSEÍDA POR EL FENÓMENO FAN y no-me-preguntéis-cómo en cuestión de tres segundos estaba la primera de la fila, con la mano fuera de la reja y cagada por si no tocaba la mía, así que gritándole (con voz de Manolo post-concierto): ¡¡¡¡¡¡¡¡¡HOWIEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!!!!!!!!!!!!!!
Sí, toda loqui, afónica, pero cumpliendo mi sueño de infancia que nunca creí posible: me dio la mano. Así pasó el rato, luego llegó AJ, haciendo spam con su fiesta a la que ya le dije que no podíamos ir por el tema de la crisis (por supuesto, pasó de mí). Por último llegó Brian, y eso ya fue una experiencia religiosa, y no lo digo por lo cristiano que es él. Saltamos, orgullosas, las fans del pasado, después de hacer mucho cachondeo y hacernos amigas del chico de carga y descarga que nos regaló unos papelitos en forma de corazón.
Quien no entienda el fenómeno fan, jamás comprenderá que para ti tenga importancia que te toque alguien la mano. Yo lo pienso y tampoco la tiene, porque no creo que tengan unos Backstreet poderes que regeneren las células ni nada por el estilo. Lo que sí que sé es que se lo debía a la YO del pasado. Por suerte me ha tocado con una edad con la que llegas a casa y te lavas las manos, en vez de amputártela y enmarcarla.
Lo mejor fue verme rodeada de tías como yo, de 30 años, esperando a que subieran los chicos a saludar, riéndonos de cada cosa que decíamos y de nosotras mismas, y con un pensamiento en común: si esto nos llega a pasar hace 15 años, nos da algo.
Sí, todas nos emocionamos porque supongo que aunque hubieran pasado los años nos reconciliamos con una etapa de nuestra vida y por eso sacamos la fan noventera que llevábamos dentro. Pero a la vez teníamos capacidad de razonar, incluso para que el frío nos hiciera irnos antes de que saliera Nick Carter.
Así que, mirad, yo también siento ganas de dar dos hostias a algunas gritonas cuando ven a los One Direction, pero desde el jueves he entendido que no tenemos que esconder las emociones más puras que salen de nosotr@s, y a quien no le guste, ¡que no mire! Siempre y cuando no llegues a estos puntos enfermizos….¡Dentro vídeo!
 
 
 
 

lunes, 10 de febrero de 2014

21 MOTIVOS POR LOS QUE ES MEJOR VIVIR CON UN AMIGAY QUE CON UN NOVIO


Nos acercamos a los 30 y los grupos ya suelen tener la misma organización social: unas cuantas parejitas, un soltero de oro que arrasa los fines de semana y una soltera de oro sumergida en el mundo homosexual. No, no es que se haya hecho lesbiana, es que es una Mariliendres acabada que ya no sabe qué es ligar en una discoteca pero sabe cómo huele el Popper. Si eres una de ellas, espero que saques algo de leer las 21 ventajas de vivir con un marica. ¡Ahí van!:


1.       Vives acompañada pero independiente. Tú haces tu vida y él la suya. Cuando queréis juntos, porque sois muy amiguis, o cuando queréis separados.  Nada es un problema, no tienes que estar pendiente de nadie y puedes hacerte la cena para ti sola o, si te apetece, para los dos.


2.       Puedes ver películas románticas sin que se te acuse de moñas ni te ofrezcan sexo para que te pierdas el final. Vale, sí, estaréis pensando que el sexo es mejor que la peli. Pero si vivís con vuestro amigay podéis ver ese final, lo que puede implicar acabar Love Actually bailando "All I want for Christmas is you" como si fuerais Mariah Carey pero intentando no ahogaros con vuestros propios pechos. Es posible, incluso, que vuestro amigo se encargue de vuestros pechos.

3.       Limpiar deja de convertirse en un mar de angustias. Sí, aún con el ruido del aspirador se os oye criticar entre dientes acerca de lo putos vagos que son vuestros novios que, ¿es que no se dan cuenta que estáis limpiando mientras ellos juegan al ordenador? Cuando vives con tu amigay, en vez de renegar, agarras el tubo del aspirador cual micro y acabas haciendo una coreografía de Britney Spears que incluye pasos arrastrándote por el suelo (si está ya limpio, mejor). Tampoco quiero daros falsas esperanzas, limpiar siempre será una puta mierda, a nadie le gusta, sólo que se hace más llevadero.

4.       Seamos realistas, tienes mucho menos sexo, pero puedes compartir muchas más experiencias de “al día siguiente”, puedes encerrarte en la habitación mientras tu amigo se folla a otro y que cuando salgan tengas puesta “L’estaca” de Lluís Llach, canción muy apropiada para el momento.

5.       Puedes recordar vídeos de los Backstreet Boys sin que te juzguen ni te traten de Infanta Elena. Tu amigay entiende el fenómeno fan, sobre todo cuando se trata de estrellas del pop, y jamás pensará que eres un ser inferior. Puede incluso que saque entradas para un concierto de los BSB y te acompañe.

6.       Los videojuegos dejan de ser motivo de discusión para pasar a ser eso tan guay que él tiene y que te puede prestar. Normalmente van acompañados de veinte figuras de la princesa Peach y Luigi, pero eso ya depende de si además de marica es un friki.

7.       Puedes tener la casa llena de monerías tipo cortina de baño de Blancanieves, un Elmo gigante en el salón, cuadros de la Bella Durmiente… el mundo Disney une, no separa.

8.       Tu casa puede ser tipo comuna hippie, puedes ir en pelotas cuando te salga del higo sin que te estén mirando lascivamente o estén pensando en cuánto has engordado porque, creedme, por mucho que hagáis jamás os acostaréis con él, así que una lorza más o una lorza menos no puede preocuparle demasiado (a no ser que sea un racista antigordas, pero entonces te recomiendo que no seas más su amiga).

9.       Te cortas menos. Mira, por mucha confianza que tengas con tu pareja, sabes que es tu pareja y que tienes que seguir gustándole. Y además hay ciertas cosas que no harás por conservar tu dignidad como mujer. Por ejemplo, hacer un Miley Cyrus, que en mi casa es salir de la ducha en bolas y chupar un destornillador, deja de convertirse en algo que convierte a la mujer en un objeto sexual, para pasar a ser una actuación simpática ante un marica sentado en el sofá que se ríe de ti. Eso une.

10.   Podéis poneros mascarillas para la piel juntos. A veces también maquillaros, pero recuerda decirle que las toallitas del culo no se meten en el ojo.

11.   Si vives con tu novio no entiende que necesites tanto espacio para ropa. Si vives con tu amiga, te roba la ropa. Si vives con tu amigay, te aconseja sobre qué ponerte y además no te la roba. ¿Qué más se puede pedir?

12.   Podéis compartir series como Mujeres Desesperadas juntos y comentarlas como marujas.

13.   No hay sexo, pero hay juegos. Por ejemplo, el “¿Culo o coño?” en el que él debe acertar el agujero (pijama puesto, claro, si no sería muy fácil). Recordadles que tengan cuidado, a veces piensan que no tenemos sensibilidad en la zona. También es entretenido reírse de los estados de ciertos tipos del Grindr.

14.   Los amigays traen más amigays, así que a veces las visitas conllevan cupcakes gratis.

15.   ¿Sabéis esos momentos que tienen los heteros en que están sentados en una silla aparentemente sin hacer nada? Pues no hacen nada, es cierto, sólo se quedan trabados (los heteros me lo han explicado últimamente). Pues eso con los hombres no heteros NO pasa. No tendrás que preocuparte por preguntarle: “¿En qué piensas?”. Sabe pensar y hacer otras cosas a la vez.

16.   Decir que no te tienes que tragar partidos de fútbol sería demasiado estereotipado, evidentemente ser gay no implica que no te guste el fútbol. Pero según mi estudio de mercado, es mucho más fácil acabar viendo un concierto de Kylie Minogue que un Barça-Madrid. No digo que sea mejor, porque no lo es, pero por lo menos es en DVD y si ese día dan tu serie no te la va a joder.

17.   Puedes hacer deporte en casa sin sentirte ridícula. Es más normal encontrarte con tu compi de piso intentando las coreografías de Beyoncé o siguiendo los ejercicios cardiovasculares de cualquier latina de Youtube. Y recordad, fans de Jane Fonda, estamos en el siglo XXI.

18.   Tienes toda la cama para ti. Puedes dormir en diagonal, en V o haciendo el pino sin que nadie te quite la manta.

19.   Tu compañero de piso entiende la escala cromática, sabe que hay veinte tipos de azul y eso facilita la comunicación.

20.   Las mañanas aburridas de domingo podéis ir a ver piernas a cualquier partido de fútbol local.

21.   Y lo mejor de todo, BAILAR. Puedes bailar como una zorra, como una ochentera o como Leonardo Dantés. Da igual, él va a estar bailando como tú o más y zorreando contra el marco de la puerta como si fuera la de Salvados por la Campana en Showgirls, así que de lo que menos estará pendiente será de ti. Recomiendo coreografías de Shakira con Calle 13. Dan mucho juego y permiten la interacción de ambos bailarines. Otra de las grandes es el “Sámbame” de UPA.


Bien, está claro que todo tiene sus inconvenientes, como que te abandonen a media peli cuando suena el Grindr o que te cuelguen calendarios de Cheryl Cole (que a mí me sigue sonando a Cherry Coke), pero… ¿acaso existe algo perfecto? Collateral damage.
¡Besis de fresa, amiguis!



Nota: cualquier parecido con un tópico sexista/homófobo/xenófobo/aracnófobo es puro fruto de vuestra imaginación.