Mujeres que gritan como
desesperadas, que se arrancan los pelos, que cantan fatal en las colas de los
conciertos. Niñas que salen en los telediarios diciendo “Me ha atropellado el
autobús el pie, pero me da igual porque he visto a Nick”. Podríamos decir que
el fenómeno fan es algo contrario a la cordura y que atenta contra la dignidad de
los individuos que lo practican. Pero no nos quedemos en la superficie, hay
muchos tipos de fans. Están los casos extremos, como las del vídeo que tenéis
más abajo (tengamos en cuenta la edad de las pobres chicas), o como la del pie
atropellado, pero como en todo en esta vida, hay gente pa' to' y las cosas son relativas. Viví el fenómeno
fan desde dentro, desde fuera, y ahora todo mezclado. Es por eso que quiero escribir unas líneas sobre el mismo, o me va a explotar la cabeza. :)
Empecemos por the
beggining…Yo tenía 9 años, los Backstreet Boys sacaban su primer álbum, con un
montón de singles que tod@s vosotr@s habéis oído a no ser que vivierais en una
cueva o seáis muy jóvenes. Mi amiga y yo nos volvíamos crazy escuchándolos,
viendo sus vídeos de conciertos, de entrevistas… Salió el segundo disco,
Backstreet’s Back. Más singles, bailes, giras, histerismo colectivo. De los 9 a
los 13 podríamos decir que eran lo que ocupaban casi todo nuestro tiempo.
¿Obsesivas? ¿locas? Yo simplemente lo vivía como algo que me encantaba, y si me
encantaba ver un vídeo suyo, ¿por qué no iba a hacerlo? Claro, que nos
enamoramos de ell@s. Los responsables del marketing lo hicieron muy bien.
Nosotras éramos conscientes de que era Max Martin quien hacía las canciones, que la Superpop se inventaba las noticias y nos reíamos de lo que colgaban las fans en un muro de la revista dedicado al grupo. Pero eso no quitaba que fuéramos las mayores fans. Llegó un punto en que mi madre me
comentó que quizá necesitaba un psicólogo. Fue porque tenía un sueño que se repetía: salían en la tele y no me daba tiempo a grabarlo. Sí, quizá estaba un poco loca del
pussy, pero me consuelo pensando en que era joven y víctima del mercado musical
(eso, y que ellos eran unos seres increíbles, hasta Concha Velasco se enamoró de ellos). Llegó MIllenium, un exitazo. En el concierto de
Barcelona hubo casi 200 chicas atendidas por lipotimias y ataques de histeria en una noche. En
fin, una locura, un fenómeno digno de estudiar que recordaba a "Alguien voló sobre el nido del cuco". La boyband ha vendido 130 millones de discos, me pregunto cómo
debe de ser una vida en que desde tus 16 no puedes ir por la calle sin que te
peguen un grito en la cara.
Luego hubo más álbumes,
cada uno con menos ventas que el anterior. Ocho en total.
Vale, tú de repente te haces
adolescente y adulta, y poco a poco los vas dejando por Extremoduro, La Fuga,
Estopa, María del Monte o quién te dé la gana. Compras los CD nuevos un poco
por compromiso con ellos, pero no los escuchas. Los últimos directamente puede
que ni los compres. Y así pasa el tiempo hasta que te has despegado de su
presente, pero no de su pasado.
Pero entonces llegó el
jueves pasado y, por cuarta vez, fui a su concierto (del último habían pasado 6
años) deseando que cantaran los temazos de los primeros discos o estaba
perdida. Y así lo hicieron, después de anunciar que “íbamos a revivir 1.999”. Emoción,
de nuevo el histerismo colectivo al salir al escenario (más moderadito), verte
a ti misma con 12 años flipándolo, pero ahora con un poco de cabeza, menos
gritos y espíritu crítico. Felicidad al comprobar que las coreografías volvían
a ser las del 95, porque a ti las nuevas no te interesan, tú quieres las que
hacían cuando todavía no tenían pelo en el pecho. Veía alguna que otra fan y
pensaba: “uff, la gente no crece, qué pesadas estas fans”. Pero entonces la
vida me dio un ZAS en toda la boca: acabó el concierto, salíamos hacia el coche
y oímos al lado de la valla unas chicas que decían que estaba uno de los
componentes, Howie. Dije: “Ya están, las típicas que ven al técnico de sonido y
se creen que es un BSB. Vámonos.”. Pero no, ahí estaba ÉL, y se aproximaba. Y ese fue el momento en el que fui
totalmente POSEÍDA POR EL FENÓMENO FAN y no-me-preguntéis-cómo en cuestión de tres segundos estaba la primera de
la fila, con la mano fuera de la reja y cagada por si no tocaba la mía, así que
gritándole (con voz de Manolo post-concierto): ¡¡¡¡¡¡¡¡¡HOWIEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!!!!!!!!!!!!!!
Sí, toda loqui, afónica,
pero cumpliendo mi sueño de infancia que nunca creí posible: me dio la mano.
Así pasó el rato, luego llegó AJ, haciendo spam con su fiesta a la que ya le
dije que no podíamos ir por el tema de la crisis (por supuesto, pasó de mí).
Por último llegó Brian, y eso ya fue una experiencia religiosa, y no lo digo
por lo cristiano que es él. Saltamos, orgullosas, las fans del pasado, después
de hacer mucho cachondeo y hacernos amigas del chico de carga y descarga que
nos regaló unos papelitos en forma de corazón.
Quien no entienda el
fenómeno fan, jamás comprenderá que para ti tenga importancia que te toque
alguien la mano. Yo lo pienso y tampoco la tiene, porque no creo que tengan
unos Backstreet poderes que regeneren las células ni nada por el estilo. Lo que
sí que sé es que se lo debía a la YO del pasado. Por suerte me ha tocado con
una edad con la que llegas a casa y te lavas las manos, en vez de amputártela y
enmarcarla.
Lo mejor fue verme
rodeada de tías como yo, de 30 años, esperando a que subieran los chicos a
saludar, riéndonos de cada cosa que decíamos y de nosotras mismas, y con un
pensamiento en común: si esto nos llega a pasar hace 15 años, nos da algo.
Sí, todas nos emocionamos
porque supongo que aunque hubieran pasado los años nos reconciliamos con una
etapa de nuestra vida y por eso sacamos la fan noventera que llevábamos dentro.
Pero a la vez teníamos capacidad de razonar, incluso para que el frío nos
hiciera irnos antes de que saliera Nick Carter.
Así que, mirad, yo
también siento ganas de dar dos hostias a algunas gritonas cuando ven a los One
Direction, pero desde el jueves he entendido que no tenemos que esconder las
emociones más puras que salen de nosotr@s, y a quien no le guste, ¡que no mire!
Siempre y cuando no llegues a estos puntos enfermizos….¡Dentro vídeo!
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