jueves, 7 de abril de 2011

No entiendo nada

Hace un momento me estaba leyendo el prospecto de las Pastillas contra el dolor ajeno, fruto de una iniciativa que me parece que está muy bien planteada desde todos los puntos de vista. La cuestión es que dan ganas de llorar (¡vaya novedad!) leer las cosas que están pasando y que dejamos que pasen. Lo tenemos presente todos los días, no hace falta que nos lo diga un prospecto, pero cuantas más cifras te dan más odio a este mundo se genera dentro de ti. Y más impotencia por no poder cambiar las cosas de golpe.
Ya sé que esto lo piensa mucha gente todos los días, pero me enerva tanto que, o llamo a alguien para contárselo (y no quiero joder el día de nadie,) o me lo escribo en alguna parte. No vamos a solucionar el mundo con pastillas de 1 euro, ni con donaciones mensuales a ONG, ni con maratones. Lo hacemos porque es nuestra forma, a nivel individual, de ayudar como podamos. Pero lo que está claro, y no hace falta que lo diga yo, es que hay que cambiar el sistema para acabar con esto. Y cuanto más pienso, menos me cabe en la cabeza cómo puede ser que estemos en el 2011 y todavía seamos tan egoístas, o tan desalmados, de vivir como vivimos, de mirar nuestro ombligo y de llenarnos la boca diciendo que “el gobierno da tantos millones al tercer mundo”, ¡¡¡oooooh, qué buenos somos!!! ¡Que no hay que dar millones, cojones, que hay que cambiar el rumbo! Tod@s tenemos que acabar con el hambre y las enfermedades con cura que existen en los países en vías de desarrollo. La mayoría pensamos así… ¿por qué no se hace? ¿por qué descansan tranquil@s las personas que tienen eso en sus manos? ¿Por qué se dedican horas y horas a gilipolleces y no a lo más importante?¿¿¿ Pero cómo es posible que no hagamos nada??? ¿¿¿Cómo es posible que se mire para otro lado, que no sea la prioridad de todos los gobiernos??? Somos insensibles, o somos unos hij@s de puta, descorazonados, animales, no sé lo que somos, pero no somos personas si dejamos que esto pase. No lo entiendo, y cuanto más lo pienso más me enervo, porque está pasando y está en nuestras manos que no pase. Yo enviaba a los peces gordos que sólo se benefician de la mierda de los demás un añito al Congo. No sé, quizá a ell@s se la sude ver a un niño de 5 años morir de SIDA, o a su hermana de 6 desnutrirse. O quizá si dejan de mirar a otro lado y lo viven dejen de ser tan cabrones. No sé, no sé, no sé, es lo único que pienso, “no sé”, porque no entiendo nada de este mundo. No me cabe en la cabeza que dejemos que esto pase y sigamos con nuestras vidas. El dolor ajeno es responsabilidad de tod@s, pero no lo vamos a solucionar a base de aportaciones  individuales.
Sé que todo lo que he escrito no aporta nada nuevo, pero a veces necesitas escribirlo y, por qué no, voy a publicarlo. Así que, de paso, os animo a que compréis estas pastillas cada vez que vayáis a la farmacia. Así calmaremos un poquito el dolor ajeno.

Quizá poco a poco vayamos cambiando las cosas. Esa es la esperanza. Tal y como funcionan las cosas ahora mismo, sólo dan ganas de pedir lo mismo que Mafalda: "paren el mundo, que yo me bajo".

No hay comentarios:

Publicar un comentario